domingo, 13 de julio de 2014

Amarse a uno mismo

El arte de amarse implica…simplemente amarse. Es una afirmación que encierra la vida toda, desde lo pequeño hasta lo grande.
En este siglo, donde está presente la globalización, neoliberalismo, hedonismo, etc. el egoísmo va formando parte de la vida de muchos seres humanos. Realidad que nos hace vivir pensando en nosotros pero no para ser felices sino para conseguir lo que queremos sin importar la trascendencia del espíritu.
¿Trascendencia? El ser humano está formado por cuerpo, alma y espíritu. Todo ser humano aspira y respira ser felices, pero no me refiero a la felicidad alegre, sino a la felicidad plena, donde el corazón vibra, aún si se encuentra en circunstancias difíciles.
Amor, Trascendencia, Felicidad plena son elementos que se consiguen si estamos en la tónica de Dios, es decir, si vivimos en esa relación personal con El. Puesto que como dice San Agustín, -Nuestro corazón no descansará tranquilo hasta que descanse en ti-estamos hechos y destinados a Dios, entonces no podemos pretender llegar a estos elementos sino partimos desde nuestro génesis. Vivir en la tónica de Dios es vivir en el amor a uno mismo, donde la compasión y misericordia son también vividas para uno mismo desde uno mismo. Porque el problema está no tanto en la relación de Dios hacia nosotros sino de nosotros a nosotros mismos, he ahí donde se encuentran los mayores obstáculos, los mayores pecados, en fin, es en donde tenemos que aprender a amarnos así como Jesús nos amó. Vivir en plenitud no es más que vivir lo que Jesús nos dice –Ámense los unos a los otros como yo los he amado-.
Vivir en la tónica de Dios es vivir en el amor a Él, a nosotros y a los demás.

¿Qué me impide vivir esta tónica?
¿Por qué no me amo?


JAPO

Arriesgarse


*Reír, es arriesgarse a parecer un tonto.
Llorar es arriesgarse a parecer un sentimental.
Hacer algo por alguien, es arriesgarse a involucrarse. 
Expresar sentimientos, es arriesgarse a mostrar tu verdadero yo.
Exponer tus ideas y tus sueños, es arriesgarse a perderlos.
Amar, es arriesgarse a no ser correspondido.
Vivir, es arriesgarse a morir. 
Esperar, es arriesgarse a la desesperanza.
Lanzarte, es arriesgarse a fallar.
Pero los riesgos deber ser tomados, porque el peligro mas grande en la vida es no arriesgarse. 
La persona que no arriesga, no hace, ni tiene nada.
Se pueden evitar sufrimientos y preocupaciones, pero simplemente no se puede aprender, sentir, cambiar, crecer, amar y vivir...SOLO UNA PERSONA QUE SE ARRIESGA... ¡¡ES LIBRE!!*

No es fácil vivir esta invitación, ante ello se genera la duda, el razonamiento que mata el impulso, vienen preguntas, miedos, ¿quién desea sufrir? Pero sin duda sólo así nos movemos, nos salimos de lo estático, sólo así podemos dar signos de vida. 
He arriesgado y por eso he obtenido mucho.

¿Qué te impide arriesgarte?

*La reflexión es de un autor desconocido

JAPO