domingo, 8 de julio de 2012

La incoherencia

        


            Hoy que me detengo a observar el mundo, no te veo Señor.
            Hoy que me detengo a mirar mi historia, no te veo Señor.
            Hoy que volteo a ver a los demás, no te reconozco Señor.
            ¿Es posible que no te estoy haciendo presente?

            Acaso ¿no he creído que estás con nosotros, que vives entre nosotros?

            Es que Señor, me parece algo complicado, dentro de ello veo dudas, incoherencias, pues no me explico como algunos servidores tuyos: sacerdotes, obispos, religiosos, matrimonios, laicos comprometidos, con sus acciones hablen de que no eres nada serio. ¿cómo puede ser posible tu presencia entre nosotros si éstos que están más cerca de ti, no hablan de tu presencia?
            ¿Qué pasa Señor? Acaso ellos están dormidos. Por el otro lado, veo a la gente sencilla, a sacerdotes entregados en la sencillez, a obispos que comprometen su vida por la justicia y el Reino de Dios, religiosos, matrimonios y laicos que viven en el anonimato pero que sus obras hablan de tu presencia, Señor ¿a quienes creerle?

            Jesús, yo creo en ti y sé que a pesar de las contradicciones TÚ siempre serás un Emmanuel, un Dios con nosotros. Que aunque otros no te muestren, yo creo en tu promesa que dice:

            “Yo estoy con ustedes todos los días hasta el fin de la historia” Mt. 28, 20


¿Dónde veo, siento y encuentro la presencia continua de Jesús?
¿Qué hago para encontrarme con El continuamente?


JAPO
A.M.D.G.

La profundidad del corazón de Jesús

Aún, no hemos entendido la grandeza del corazón de Jesús en medio de nuestra debilidad, nos hemos quedado contemplando nuestras miserias, nuestro pecado, nos hemos fijado solamente en nosotros mismos, hemos perdido así el rumbo, hemos quedado perdidos, más nos asombra el morbo que la verdad, más nos gusta el pecado que el perdón, más nos mueve lo espectacular que lo sencillo, más nos atraen las vidas sentimentales egoístas que la entrega generosa del propio ser, hemos perdido la profundidad y verdad con que nos ama, nuestro Abbá.

 
Reflexiona:
¿Qué es lo te impide sentirte amado, hoy?

 
Si contemplamos el mar, sus olas, su color, su profundidad, su belleza, su grandeza, su fuerza, su amplitud, coincidimos en que el mar es inmenso, profundo y maravilloso, ahora te propongo que así como hemos imaginado el mar, te imagines el amor de Dios: su grandeza, su belleza, su incondicionalidad, su profundidad, su fuerza, su amplitud,…

 
Reflexiona:
¿Te imaginas, el amor de Dios, así, como te imaginas la grandeza del mar? ¿Acaso se puede comparar el pecado con el amor de Dios?
¿Has experimentado el amor de Dios en tu vida?
En caso negativo ¿Te atreverías a esta experiencia?


 
Vivir en esa sintonía de la profundidad del Corazón de Jesús, es ser testigos de innumerables milagros, empezando por la vida misma, vivir en esa sintonía, es dejar de pensar que la política y los grandes discursos son la solución a los problemas, vivir sumergidos en el amor de Dios, es empezar a hacer una diferencia, primero en nuestras vidas y luego comenzar a hacerla en la vida de los más cercanos a tí. Hace falta, mis queridos jóvenes, atreverse a esta experiencia de amor, en donde las culpas ceden a la libertad, en donde los remordimientos por fin son liberados, en donde la estima es sincera, en donde Vivir es una realidad y no un sueño, estar en el corazón de Jesús es aceptar su perdón incondicional, gratuito, no porque hagamos tal o cual cosa la tenemos, sino porque simplemente Dios nos la da y punto.
Como dice Albert Nolan* “…Jesús no necesitaba decir (que tus pecados están perdonados –Mt. 9,2-) esto continuamente a todas las personas con las que se encontraba. Su actitud, su manera de tratarlas, la atención que les prestaba y el modo en que disfrutaba comiendo con ellas, sin que le importara quiénes eran o lo que hubieran podido hacer, eran más elocuentes que las palabras. Aquí encontramos a Jesús imitando la imagen de Dios que él presenta en la parábola del hijo perdido. El perdón incondicional del padre no exige frases como –Hijo mío, yo te perdono- o –Tus pecados quedan perdonados-. La acogida con los brazos abiertos, la alegría evidente y la gran celebración que ofrece a sus hijos son más elocuentes que cualesquiera palabras de perdón”
            Dejarse amar, mi querido joven, es el primer paso para la experiencia del amor de Dios y ya luego Él mismo te dará el siguiente pasó, no temas, atrévete.

 
Reflexiona:
¿Estoy decidido a esta experiencia? Por qué
¿Cómo comenzaré?


*Profesor de Teología, Dominico, ha publicado diversos libros.

JAPO
A.M.D.G

¿Apasionarse?


"Necesitamos algunas certezas. Buscamos algo sólido a lo que aferrarnos, por lo que vivir. Hoy, que todo parece discutible, nos preguntamos qué puede ser definitivo. ¿Dios? ¿Yo mismo? ¿El amor? Se habla mucho de la verdad"
(Fuente: Pastoral jesuitas –pastoral.org-)

¿Qué certezas tienes hoy en el corazón?
Ciertamente vivimos en un contexto mundial donde necesitamos, muchos, ver para creer, donde necesitamos saber lo útil de lo que estoy realizando, pero también, existen locos que desgastan la vida por un amor, locos que desgastan su vida por un sueño, locos que están dispuestos a dar la vida por su certeza, por su verdad.
¿Desgastas tu vida por un ideal, por un sueño, por una creencia, por tu Fe? ¿Te plenifica? ¿Te permite encontrarte contigo? ¿Te acerca a Dios?

Estimados lectores sólo existe una Verdad, una Verdad por la que vale la pena desgastarse, soñar apasionadamente, una Verdad que necesariamente no puede quedarse en sueños, una Verdad que se convierte en acción, una Verdad concreta hoy para nosotros.
Esta Verdad nos encuentra en nuestro camino, Jesús toma la iniciativa. Es un tesoro que una vez encontrada no deseas abandonarla, es un tesoro que cuando, la encuentras deseas compartirla.
No existen las verdades a medias es o no es. No hay compromisos a medias o me comprometo o no, no existen sueños medios o me atrevo a soñar o no.
Hoy la Verdad se manifiesta de diferentes maneras ¿te has decidido a encontrarla apasionadamente así como ella está decidida? 


JAPO
A.M.D.G.

¡Todo árbol que no de fruto será cortado!


¡Raza de víboras! ¿Quién les enseñó a escapar del juicio inminente? Mt. 3, 7

 
            Para todo aquél o aquella que ha creído que lo tiene todo asegurado, pensando que con estar en un grupo juvenil escapará del juicio.
           Para todo aquel obispo, sacerdote, diácono, religioso, casado, que piensa en sí mismo olvidándose de ser un testimonio vivo de la Presencia de Jesús Resucitado en sus vidas.
          Para todo laico comprometido, que sirve en un horario establecido pero se olvida de servir a sus familiares, en especial, a aquellos abandonados o que se encuentran mal atendidos.
 
Den frutos que prueben su conversión y no piensen que basta con decir somos descendientes de Abraham. Porque les digo que Dios puede sacar de estas piedras descendientes de Abraham. Mt. 3, 9


            Hoy quiero alzar mi voz, alzar mis palabras, dirigirme, especialmente, a todos los cristianos dormidos, dormidos con su apatía, dormidos por su falta de compromiso, dormidos por su monotonía, dormidos porque teniendo ojos y oídos no ven ni escuchan. ¡Basta ya!, abramos los ojos. No esperemos a perder a las personas, objetos, amistades, familiares, trabajos.           
Ya no queremos discursos, se necesitan acciones, testimonios de que ¡Jesús está vivo!, testimonios que hablen de un encuentro con Dios, y no me refiero a encuentros donde lloras nada más, sino a encuentros que transforman toda tu vida. ¡Tanta violencia, tanta injusticia, tantos suicidios! Hablan de una falta de la presencia de Dios, paradójicamente esto se da en medio de personas católicas, cristianas. Abramos los ojos y reconozcamos que todos somos corresponsables del pecado social, de lo mal del mundo, porque no nos hemos atrevido a ser Presencia de Dios en medio de la oscuridad.
Hacen falta frutos, acciones, ¡basta de hablar de Dios sin obras!, hagamos una obra cada quien que hable de esperanza, que hable de justicia, que hable de paz, que hable del amor de Dios. Si todos hiciéramos obras de Presencia de Dios en un día comenzaremos a minar nuestros contextos más próximos del Reino de Dios.
Esto es un trabajo de equipo: nosotros actuamos a favor del Reino y Dios nos concede su Presencia cercana. No es una utopía, esto es una realidad que se cimenta en la certeza del amor de Dios.

 
Ya está puesta el hacha a la raíz de los árboles y todo árbol que no dé fruto va a ser cortado y echado al fuego. (Mt. 3, 7-10)

 
           Para aquellos que no quieren entender y son necios por naturaleza, al final lo que no es de Dios será echado al fuego, al final los necios se ahogarán en su propia necedad.
            El o aquella que no se atreva a cambiar o a colaborar, no diga que nunca le dijeron, el hacha ya está lista, los segadores listos.

JAPO
A.M.D.G.