¡Raza de víboras! ¿Quién les enseñó a escapar del juicio
inminente? Mt. 3, 7
Para todo aquél o aquella que ha creído que lo tiene todo
asegurado, pensando que con estar en un grupo juvenil escapará del juicio.
Para todo
aquel obispo, sacerdote, diácono, religioso, casado, que piensa en sí mismo
olvidándose de ser un testimonio vivo de la Presencia de Jesús Resucitado en
sus vidas.
Para todo
laico comprometido, que sirve en un horario establecido pero se olvida de
servir a sus familiares, en especial, a aquellos abandonados o que se
encuentran mal atendidos.
Den frutos que prueben su conversión y no piensen que basta
con decir somos descendientes de Abraham.
Porque les digo que Dios puede sacar de estas piedras descendientes de Abraham.
Mt. 3, 9
Hoy quiero alzar mi voz, alzar mis palabras, dirigirme,
especialmente, a todos los cristianos dormidos,
dormidos con su apatía, dormidos por su falta de compromiso, dormidos por su
monotonía, dormidos porque teniendo ojos y oídos no ven ni escuchan. ¡Basta
ya!, abramos los ojos. No esperemos a perder a las personas, objetos, amistades,
familiares, trabajos.
Ya no
queremos discursos, se necesitan acciones, testimonios de que ¡Jesús está
vivo!, testimonios que hablen de un encuentro con Dios, y no me refiero a
encuentros donde lloras nada más, sino a encuentros que transforman toda tu
vida. ¡Tanta violencia, tanta injusticia, tantos suicidios! Hablan de una falta
de la presencia de Dios, paradójicamente esto se da en medio de personas
católicas, cristianas. Abramos los ojos y reconozcamos que todos somos
corresponsables del pecado social, de lo mal del mundo, porque no nos hemos
atrevido a ser Presencia de Dios en medio de la oscuridad.
Hacen falta
frutos, acciones, ¡basta de hablar de Dios sin obras!, hagamos una obra cada
quien que hable de esperanza, que hable de justicia, que hable de paz, que
hable del amor de Dios. Si todos hiciéramos obras de Presencia de Dios en un
día comenzaremos a minar nuestros contextos más próximos del Reino de Dios.
Esto es un trabajo de equipo:
nosotros actuamos a favor del Reino y Dios nos concede su Presencia cercana. No
es una utopía, esto es una realidad que se cimenta en la certeza del amor de
Dios.
Ya está puesta el hacha a la raíz de los árboles y todo
árbol que no dé fruto va a ser cortado y echado al fuego. (Mt. 3, 7-10)
Para aquellos que no quieren entender y son necios por
naturaleza, al final lo que no es de Dios será echado al fuego, al final los
necios se ahogarán en su propia necedad.
El o
aquella que no se atreva a cambiar o a colaborar, no diga que nunca le dijeron,
el hacha ya está lista, los segadores
listos.
JAPO
A.M.D.G.
A.M.D.G.
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