domingo, 8 de julio de 2012

¡Todo árbol que no de fruto será cortado!


¡Raza de víboras! ¿Quién les enseñó a escapar del juicio inminente? Mt. 3, 7

 
            Para todo aquél o aquella que ha creído que lo tiene todo asegurado, pensando que con estar en un grupo juvenil escapará del juicio.
           Para todo aquel obispo, sacerdote, diácono, religioso, casado, que piensa en sí mismo olvidándose de ser un testimonio vivo de la Presencia de Jesús Resucitado en sus vidas.
          Para todo laico comprometido, que sirve en un horario establecido pero se olvida de servir a sus familiares, en especial, a aquellos abandonados o que se encuentran mal atendidos.
 
Den frutos que prueben su conversión y no piensen que basta con decir somos descendientes de Abraham. Porque les digo que Dios puede sacar de estas piedras descendientes de Abraham. Mt. 3, 9


            Hoy quiero alzar mi voz, alzar mis palabras, dirigirme, especialmente, a todos los cristianos dormidos, dormidos con su apatía, dormidos por su falta de compromiso, dormidos por su monotonía, dormidos porque teniendo ojos y oídos no ven ni escuchan. ¡Basta ya!, abramos los ojos. No esperemos a perder a las personas, objetos, amistades, familiares, trabajos.           
Ya no queremos discursos, se necesitan acciones, testimonios de que ¡Jesús está vivo!, testimonios que hablen de un encuentro con Dios, y no me refiero a encuentros donde lloras nada más, sino a encuentros que transforman toda tu vida. ¡Tanta violencia, tanta injusticia, tantos suicidios! Hablan de una falta de la presencia de Dios, paradójicamente esto se da en medio de personas católicas, cristianas. Abramos los ojos y reconozcamos que todos somos corresponsables del pecado social, de lo mal del mundo, porque no nos hemos atrevido a ser Presencia de Dios en medio de la oscuridad.
Hacen falta frutos, acciones, ¡basta de hablar de Dios sin obras!, hagamos una obra cada quien que hable de esperanza, que hable de justicia, que hable de paz, que hable del amor de Dios. Si todos hiciéramos obras de Presencia de Dios en un día comenzaremos a minar nuestros contextos más próximos del Reino de Dios.
Esto es un trabajo de equipo: nosotros actuamos a favor del Reino y Dios nos concede su Presencia cercana. No es una utopía, esto es una realidad que se cimenta en la certeza del amor de Dios.

 
Ya está puesta el hacha a la raíz de los árboles y todo árbol que no dé fruto va a ser cortado y echado al fuego. (Mt. 3, 7-10)

 
           Para aquellos que no quieren entender y son necios por naturaleza, al final lo que no es de Dios será echado al fuego, al final los necios se ahogarán en su propia necedad.
            El o aquella que no se atreva a cambiar o a colaborar, no diga que nunca le dijeron, el hacha ya está lista, los segadores listos.

JAPO
A.M.D.G.

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