“Al sexto mes, envió Dios al ángel Gabriel a una ciudad
de Galilea llamada Nazaret”
Lc. 1, 26
Al
tiempo señalado Dios envió a su Madre, Nuestra Señora de Guadalupe, a
través de un ángel, San Juan Diego, a una ciudad llamada
México.
¿Qué te
dice a ti, hoy, esta verdad?
¿Es que
acaso, no hemos entendido, lo dichoso que somos?
¿Cómo
pretender querer estar cerca de Jesús, sino estamos cerca de María?
Es
paradójico pensar como en nuestro querido país, México, sigue habiendo
violencia contra las mujeres mientras que La Mujer modelo está presente, María,
es paradójico pensar como en nuestro querido país, México, el aborto sigue
ganando en medio de María que está en cinta.
¿Qué
cosas son paradójicas en mi vida frente al milagro Guadalupano?
“El ángel entró donde estaba María y le
dijo: Dios te salve, llena de gracia, el Señor está contigo” Lc. 1, 28
Nos
creemos tan dichosos, a tal grado que ¿el ángel de Dios entre a nuestra casa y
nos diga –Alégrate joven, llena (o) de gracia porque el Señor está contigo- ?
Las certezas de Dios para los humanos son incertidumbres.
¿Has
sentido esta certeza en tu vida?
“…porque para Dios nada hay imposible.
María dijo: Aquí está la esclava del Señor, que me suceda como tú dices. Y el
ángel la dejó”. Lc. 1, 37-38
Y desde ese momento Maria es theotokos (Madre de Dios).
Madre
porque sabe escuchar, Madre porque sabe callar, Madre porque sabe apoyar, Madre
porque sabe educar, Madre porque sabe estar en los momentos difíciles,
Madre…porque sabe amar.
Nuestra
Señora de Guadalupe, antes de ser Patrona de América Latina, es Madre, antes
que cualquier cosa, acepto ser nuestra mamá no como quien está lejos observando
sino como quien está junto a ti, a nosotros, amándonos.
¿No
estoy aquí, yo, que soy tu madre?
¿No estás
bajo mi sombra y resguardo?
¿No soy
la fuente de tu alegría?
¿No
estás en el hueco de mi manto, en el cruce de mis brazos?
¿Tienes necesidad de alguna otra cosa?
JAPO
A.M.D.G.