sábado, 14 de junio de 2014

Una experiencia decisiva: sentirse hijo

"Recién salido de las aguas del Jordán, aquel buscador de Dios va a vivir una doble experiencia. Se va a descubrir a sí mismo como Hijo muy querido: ¡Dios es su Padre! Al mismo tiempo se va a sentir lleno de su Espíritu. Estas dos vivencias constituyen en realidad dos aspectos  de una única experiencia que va a marcar para siempre a Jesús". Pagola

¿Cuáles son las experiencias que me hacen sentirme hijo?
Me vienen a la mente varias imágenes, que son parte importante en la historia de mi vida, que me hacen recordar el gozo, la alegría, el amor hacia mis padres. Hay momentos difíciles pero en medio está la unión, la esperanza, la fe.

Son experiencias que me han marcado, me han hecho sentirme hijo, niño, frágil, necesitado...pero son hechos que han contribuido a formarme, a crecer, a amar...

"Nada puede expresar mejor lo vivido por Jesús que esas palabras insondables: Tú eres mi hijo querido. Todo es diferente de lo vivido trece siglos antes por Moisés en el  monte Horeb, cuando se acerca tembloroso a la zarza ardiendo, descalzo para no manchar la tierra sagrada. Dios no dice a Jesús: Yo soy el que soy, sino tú eres mi hijo. No se muestra como Misterio inefable, sino como un Padre cercano que dialoga con Jesús para descubrirle su misterio de Hijo: Tú eres mío, eres mi hijo. Tu ser entero está brotando de mí. Yo soy tu padre. El relato subraya el carácter entrañable y gozoso de esta revelación. Así la escucha Jesús en su interior: Eres mi hijo querido, en ti me complazco. Te quiero entrañablemente. Me llena de gozo que seas mi Hijo. Me siento feliz. Jesús responderá con una sola palabra: Abbá. En adelante no lo llamará con otro nombre cuando se comunique con él. Esa palabra lo dice todo: su confianza total en Dios y su disponibilidad incondicional".  Pagola

Sentirse hijo tiene que ser a partir de una experiencia fundante, no es sentir por sentir. Esta experiencia hace sentir la presencia especial del padre y/o la madre en la vida de la creatura, esta experiencia es un regalo, que se pide y se vive. El amor del hijo hacia el padre-madre tiene que brotar del corazón, tiene que ir encarnándose en la vida propia. Y se inicia en el amor que ambos (papás) se expresan entre sí y para con el hijo.
Hacer sentir el amor de los padres al hijo es imperante, es necesario, es un don, un regalo. Este amor está en el corazón de cada uno.

Es hermoso ver, la experiencia del Hijo con el Padre, ambos viven en el amor, se expresan amor. Sentirse hijo es sentirse amado, protegido.
Sentirse padre es amar, entregar y ser feliz por la paternidad.

Necesitamos atrevernos a vivir estas experiencias fundantes, necesitamos mantener estas experiencias, necesitamos crear estas experiencias.

¿Me siento hijo amado?
¿Me siento feliz por mi hijo (a)?

JAPO

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