¿La trascendencia? ¿En la vida diaria? ¿Acaso deseamos morir
para siempre? ¿No será que nuestra alma desea dejar huella?
Si partimos de que somos a imagen y semejanza de Dios y de
que Él es eterno, entonces ¿también somos eternos? ¿Cuándo la lógica comprende
el alma para saciar su trascendencia? ¿Si tenemos elementos de eternidad,
porque muchas acciones son limitadas, con ruido de vacío? ¿Por qué se entona
poco la trascendencia en nuestras acciones? ¿Hasta dónde trasciendo como ser
humano?
Es necesaria esta interrogación en la vitalidad de la
trascendencia, porque existo, trasciendo, porque trasciendo pienso.
¿Me he preguntado sobre mis acciones trascendentales?
¿Qué acciones me trascienden?
JAPO
A.M.D.G.
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