domingo, 27 de abril de 2014

El amor de dos únicas ópticas

“Jesús no confunde el amor a Dios y el amor al prójimo, como si fueran una misma cosa. El amor a Dios no puede quedar reducido a amar al prójimo, ni el amor al prójimo significa que sea ya, en sí mismo, amor a Dios…Para Jesús, el amor a Dios tiene una primacía absoluta y no puede ser reemplazado por nada…El prójimo no es un medio o una ocasión para practicar el amor a Dios. Jesús no está pensando en transformar el amor al prójimo en una especie de amor indirecto a Dios” .Pagola (2010).


El amor se mira desde dos ópticas: a Dios y al prójimo. Pero cada una de éstas tiene sus implicaciones y complicaciones.
Como dice Pagola, precisamente, el amor a Dios es la primera por excelencia, es el amor fuente, de la que puede emanar el amor al prójimo. Ya Jesús mostraba en su vida un absoluto amor a Dios Padre, su intimidad e intensidad eran constantes. Ese amor, ágape, es un amor que le hace ver y vivir la vida con un sentido especial, ama lo que su Padre ama. Por eso este amor le hizo romper con las opresiones, con las injusticias, no miraba si era lo correcto o lo propio, su talante era que se propicie amor y nada más.

¿Qué tanto amo a Dios?
¿Me atrevo a vivir apasionadamente por el Padre, a la manera de Jesús?

El amor al prójimo, filia, es un amor que se dirige a la persona, por su dignidad, por su necesidad. No puede ser un medio, sino que como dice Pagola no es para expresar un amor a Dios, al contrario, es amar lo que el Padre ama, no amar porque el Padre lo ama. Jesús nos ama por lo que somos, por quienes somos, por lo que valemos. Que incoherencia sería amarme sin mirarme quién soy.

¿Amo a mi esposa, hermanos, sobrinos, papas, por quiénes son?
¿O son un medio para demostrar el amor a Dios?

JAPO

No hay comentarios: